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Mantente hidratado y saludable: cómo el agua contribuye al sistema inmune

Tu sistema inmunitario necesita que estés hidratado para mantenerte saludable.

 

El agua es la bebida más natural de la tierra. Después de todo, los humanos bebíamos agua mucho antes de la existencia del té, la cerveza o el vino. Aunque no hay duda sobre la necesidad de tomar agua, aquí te presentamos porqué debemos estar más atentos al consumo de la bebida más antigua del mundo.

El cuerpo humano está compuesto por cerca de un 70% de agua, así que no es ninguna sorpresa que necesitemos estar bien hidratados para mantenernos saludables. Debemos tomar suficiente agua para que el cuerpo pueda digerir adecuadamente los alimentos, llevar los nutrientes a nuestras células y deshacerse de las sustancias que no necesita.

Si no bebemos suficiente agua, controlar la temperatura del cuerpo sería todo un reto, nuestras articulaciones no estarían bien lubricadas y nuestros músculos se cansarían con mayor rapidez. El punto es que cada célula, tejido y órgano necesita agua para funcionar adecuadamente.

 

Agua e inmunidad

 

Como en cualquier otro sistema del cuerpo, las células del sistema inmunitario necesitan nutrientes para realizar sus funciones. A continuación te presentamos tres formas en las que el agua favorece al sistema inmunitario:

 

El agua es muy importante para la absorción de nutrientes

 

El agua es necesaria para todo el proceso digestivo, pero en particular, es esencial para absorber los nutrientes y que estos ingresen al torrente sanguíneo. Al llegar ahí, se transportan por este ambiente acuoso hasta cada una de las células del cuerpo, las cuales toman y utilizan esos nutrientes.

 

El agua es un componente principal del líquido linfático

 

El agua es un componente principal de otro de los fluidos importantes del sistema inmunitario: el líquido linfático (o linfa), que recorre un sistema distinto de conductos. La linfa contiene glóbulos blancos, llamados linfocitos, que ayudan al cuerpo a combatir infecciones. A medida que la linfa circula, ayuda a eliminar de nuestro cuerpo desechos, toxinas e impurezas, así como virus y bacterias. Puesto que el sistema linfático se compone de un 96% de agua, es lógico que la deshidratación podría debilitar la función de este sistema natural de drenaje.

 

El agua favorece la salud de las mucosas

 

Al mantener las mucosas saludables, el agua y los líquidos contribuyen a la función del sistema inmunitario. Así como nuestra piel protege el exterior del cuerpo contra agentes externos, las mucosas también actúan como barrera. Estos tejidos protegen las partes internas del cuerpo que están expuestas al aire, como la boca, garganta y fosas nasales. Cuando el cuerpo no recibe suficientes líquidos, los senos nasales pueden secarse y hacer que esta barrera sea menos eficaz.

Por último, si estás enfermo, has estado tosiendo y tienes la garganta seca, tienes fiebre o has perdido líquidos debido a algún problema intestinal, es vital que bebas suficientes líquidos para ayudar a tu cuerpo a recuperarse.

 

Consejos para seguir hidratado

 

Si piensas que es complicado tomar suficiente agua al día, aquí te presentamos algunos consejos que podrían ayudarte:

 

Sírvela.

 

Puede ser muy útil ver la cantidad de agua que planeas tomar y registrar tu progreso durante el día. Vierte esa cantidad en un recipiente y colócalo a la vista en tu cocina o escritorio.  Te servirá como recordatorio para tomar agua con mayor regularidad, y así, te sentirás motivado para beberla más durante el día y alcanzar tus objetivos.

 

Enfríala.

 

En ocasiones, el agua fría resulta ser más refrescante que a temperatura ambiente. Intenta colocar una botella de agua en la nevera y llévala contigo todo el día. Se mantendrá fría por varias horas y así podrías motivarte a beberla.

 

Despierta con ella.

 

El despertar con “la boca seca” es un recordatorio natural de que puedes estar deshidratado. Así que ten a la mano un vaso de agua y al despertarte, antes de poner un pie en el suelo, bébela. 

 

Agrégale sabor.

 

Haz tus propias infusiones. Agrega una rebanada fresca de limón, algo de pepino, unas cuantas moras, hojas de menta o una rebanada de jengibre a tu agua.  Esto le dará un toque especial y agregará un ligero sabor fresco. 

 

Cómela.

 

No olvides que los alimentos que contienen más agua, como las frutas y vegetales (en especial el pepino, melón, tomate y vegetales verdes), contribuyen a tus necesidades generales diarias de líquidos, así que agrégalos a tus comidas y bocadillos.

 

Regístrala.

 

Así como registras tu ingesta de calorías, también te puede ayudar el registrar cuánto agua bebes. Por eso funciona muy bien colocar un recipiente con agua en tu escritorio. En todo momento podrás ver cuánta agua has tomado y cuánto te falta por tomar antes de que acabe el día. Si eres fanático de la tecnología, existen aplicaciones móviles que te envían recordatorios para tomar agua, registran tu progreso e incluso te felicitan virtualmente cuando has cumplido tu objetivo.

 

Escrito por Susan Bowerman. 

 

Susan Bowerman obtuvo su Licenciatura en Biología con Honores de la Universidad de Colorado y recibió su Maestría en Ciencia de los Alimentos y Nutrición de la Universidad Estatal de Colorado. Es dietista registrada y cuenta con dos certificaciones profesionales de la Academia de Nutrición y Dietética como especialista certificada en Dietética del Deporte, así como en Obesidad y Control de Peso; también es Miembro de la Academia.